UN REFUGIO PARA LA TRISTEZA
¡Qué ganas tenía de poder tocar y sentir el álbum ilustrado que os traigo hoy!
Por un lado, intuía que las ilustraciones iban a ser espectaculares. Y así ha sido.
Por otro lado, la temática me parecía muy interesante y con muchas posibilidades para ser trabajada con mis pacientes. Y así ha sido.
Un libro que se ha hecho de rogar pero que por fin tenemos a nuestra disposición. Un libro joya (y ese título no se lo concedo a muchos) escrito por Anne Booth, ilustrado maravillosamente por David Litchfield y publicado en España por Andana.
SINOPSIS
A veces, la tristeza llega sin esperarla y decide quedarse a nuestro lado. Aunque lo primero que se nos ocurriría hacer con ella es echarla, el protagonista de este álbum toma una "extraña" decisión: la cobijará.
Cual garabato con piernas, brazos y corazón (me encanta ese detalle), el protagonista prepara con esmero el refugio para ella, una casi adorable presencia. Un refugio grande, para que se mueva a su antojo o para que no lo haga; luminoso por si desea claridad pero también con espacios oscuros por si es lo que prefiere; con una ventana que puede permanecer abierta o cerrada.
La tristeza podrá hacer lo que le apetezca: resguardarse de la tormenta y/o ser fuente de vida.
Y, mientras más libertad se le ofrece a la tristeza, más cercana está respecto al protagonista, más aceptada se siente e incluso reluce una leve sonrisa en ella.
Porque la tristeza, como otras emociones, existe y debe tener un espacio en nosotros. Porque solo siendo conscientes de que tenemos derecho a sentirla, la aceptaremos y podremos hacer con ella lo que queramos.
OPINIÓN PERSONAL
Estamos ante un álbum que, de una manera metafórica y sencilla, con un refugio como espacio contenedor pero con un sinfín de posibilidades como espacio facilitador de libertad, nos traslada una gran lección: dejemos de evitar, apartar y/o tapar el malestar.
Una emoción no muy trabajada en la literatura infantil pero sumamente necesaria en nuestra vida cotidiana que, lejos de aceptarse, suele taparse.
Increíble la capacidad de este ilustrador de jugar con el color, la luz y de proporcionar fondo y vida a lo que ilustra.
Me parece una joya para regalar a quien se sienta triste por algún motivo (o a cualquier persona en general) como un permiso hecho libro para ser y sentir.
Además, aunque la referencia directa es a la tristeza, me parece igualmente útil para hablar del dolor, de nuestro niño interior en los casos en los que se sienta herido, o de cualquier otra emoción que se haya enconado en nosotros (o evitar que lo haga).
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