VIOLÍN

Texto: Antonio Rubio
Ilustración: Óscar Villán
Editorial: Kalandraka

Segundo título que os presento de la colección "De la cuna a la luna" de Kalandraka. Si hace unas días era "Cocodrilo" y su sucesión de elementos uno encima del otro, en esta ocasión "Violín" nos adentra en el sonido de las cosas (instrumentos musicales y cotidianos). 

Como el resto de la colección, el título de hoy está escrito por Antonio Rubio e ilustrado por Óscar Villán y resulta un libro esencial para los bebés de 0 a 3 años de edad. 


SINOPSIS

¿Cómo hace el violín? ¿Y el tambor? ¿Y la campana? ¿Y la trompeta? 


Una sucesión de elementos van apareciendo a lo largo de las páginas de cartón de este libro acompañados del sonido que producen que, además, rima con el elemento en cuestión.


Así, el tambor hace pom pom, las palmas hacen plas plas y la campana hace din don dana. 


Finalmente, hay un sonido universal y que a todos nos gusta escuchar, sin importar quién sea la persona que lo emita. Me refiero al sonido de los besos, esos apretados que suenan mucho y se escuchan fuerte con un gran MUACK!




OPINIÓN PERSONAL

Como ya me pasó con "Cocodrilo", mi descubrimiento total de este libro se produjo a raíz de verlo contar y cantar, de ver jugar con él y, a pesar de su sencillez, descubrir las posibilidades que ofrece. 

Formato pequeño y manejable, en cartoné duradero para que lo puedan manejar las manos de los bebés y con una temática esencial en la educación de los niños como es la música, su sonido y cómo podemos reproducir variedad de ellos a través de la experimentación con nuestro propio cuerpo.

De nuevo, la firma aporta mayor sonoridad a la que, de por sí, tiene el libro permitiendo, así, educar también al oído.

Sencillo, conciso, con 6 escenas que nos invitan a explorar mucho más allá de las páginas del propio libro. 

El texto de este libro aparece en mayúsculas por lo que está recogido dentro de mi selección de libros infantiles en mayúsculas


ACTIVIDADES

De manera acumulativa, recreando los sonidos, buscando otros nuevos, jugando a reconocerlos, memorizando el orden de aparición... 

Podemos empezar a contar el cuento preguntando a los peques si saben cómo suena un violín o un tambor y cómo lo reproducirán ellos con su propio cuerpo. Podemos, además, pedirles que busquen un sonido que tome con el elemento en sí, de tal modo que el libro se vaya construyendo por ellos mismos.

Al contarlo, podemos y debemos cantarlo, cada elemento por separado y aprovechando, si queremos, para recordar y acumular los anteriores. Cuando se haya contado varias veces, podemos jugar a que recuerden qué elemento viene después. O también podemos hacer únicamente el sonido y gesto y que los niños digan a qué elemento pertenece. 

Y sí, al final acaba con un beso de papá (lo que a mí me parece que aporta un valor afectivo interesante), hecho que ha provocado cierta crítica por no contemplar a la mamá o al resultar limitante, pero señores, es un cuento, y podemos cambiar el final y ampliarlo o modificarlo! ¡Lo importante es lo bonitos que suenan los besos! 💋


Y aquí os dejo una de las muchas versiones que existen para contar y cantar este cuento:


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