UNA GALLINA EN LA AZOTEA

Autor: José Carlos Román

Ilustradora: Ana Gómez 

Editorial: Canica books

Hoy quiero compartir con vosotros la reseña de uno de los cuentos (y no será la única) de este autor al que cada día admiro más y que, en este caso, se ha unido a una ilustradora muy productiva y original.

Ellos son José Carlos Román (un jerezano un poco sevillano, maestro de Educación Infantil) y Ana Gómez. Maravillosa apuesta de Canica Books por este álbum del que se intuía el éxito que realmente está teniendo.

SINOPSIS

La gallina Dorotea no puede poner huevos y no sabe por qué. No pone ni uno, ni dos, ni tres. Y eso, obviamente, le hace estar más triste de lo corriente.

Su hermana Filomena, ante esta situación, le da un buen consejo que le hará sentirse mejor: irse muy lejos, a un balneario tal vez, dónde pueda relajarse y huevos volver a poner.

Dorotea se dirige a la azotea dispuesta a emprender el vuelo hasta una paraje nuevo cuando, de repente, la ve el granjero Perico, quien le dice a gritos:

"Las gallinas no pueden volar.

En el suelo te vas a estrellar".

Y, ante tales voces, van llegando distintos animales emitiendo cada uno su sonido característico: una vaca, una oveja, una rana, un ganso ... Una muge, otra bala, otra croa, otra gazna, ... Y Dorotea sigue batiendo las alas al compás.

"Flis, flas

Flis, flas"

Hasta una anciana se asomó ... ¡Los bajos del edificio tenían cada vez más bullicio! Era la abuela Raimundo, que estaba intentando dormir la siesta, pero tanto estruendo la mantenía despierta.

Y mientras más le decían, más rápido Dorotea sus alas batía, dispuesta a lanzarse a volar. Sin pensarlo un segundo más, el granjero cogió su escalera para conseguir a la gallina bajar.

¿Tú crees que finalmente lo conseguirá? La pobre Dorotea se siente presionada, tan presionada que, al final ... (no te lo voy a contar 😊).

En la web de la editorial se recomienda este cuento a partir de los 6 años de edad, pero creo firmemente que se le puede sacar mucho partido con anterioridad.  

OPINIÓN PERSONAL

Varias son las razones por las que me gusta este cuento:

1. Es divertido y, como tal, es un cuento que puede gustar tanto a los aficionados a la lectura como a los que no lo son.
2. Es sonoro. No se canta ni se entona, pero suena a cada uno de los animales que lo protagonizan, dando pie a ser representado y contado con mucha sonoridad.
3. Es acumulativo, por lo que refuerza la memoria y la atención de los lectores y/u oyentes.
4. Es rimado. Y a mí me encanta rimar. Esto lo hace un cuento rítmico y fácil de recordar.
5. Las ilustraciones son exageradas, aportando intensidad al texto. 

Una historia rocambolesca e ingeniosa con  final inesperado de este autor que últimamente nos deleita con su genial humor.

ACTIVIDADES

🔸 Crear los animales protagonistas del cuento tal como comparte con nosotros el propio autor (con fieltro o goma Eva) e ir presentándolos a los niños de uno en uno. Cada vez que mostremos un animal, los niños tendrán que imitar su sonido. Al principio, la presentación será pausada, pero irá ganando velocidad progresivamente. Imaginad la mezcla de sonidos que se puede crear! 😂😂😂.

Así trabajamos la atención, discriminación visual y la inhibición.

🔸Cristina, desde su cuenta de Instagram @melodas, comparte dos actividades para acompañar al cuento. Una consiste en cortar los huevos por el trazo marcado, trabajando con ello la motricidad fina. La otra es útil para conocer el ciclo de vida de las gallinas.

Puedes ver el cuento al completo en el siguiente vídeo:

Además, puedes escuchar una narración de este cuento por la maravillosa Anya Damirón a través de sus podcasts que comparte en Spotify a través de este enlace. ¡No dejéis de escucharla!